BIOGRAFIA - LOS ESCRITOS

• LA CORRESPONDANCIA

Carta de JUANITA a su hermano Miguel.

Esta carta fue escrita por Juanita la mañana misma del día de su entrada en el Carmelo. Miguel, hermano mayor de Juanita, era poeta y vivía una vida de boemo.

7 de mayo de 1919

Mi querido hermano:

Antes de partir he querido dejarte estas líneas que te han de manifestar el inmenso cariño que te he profesado toda mi vida. He sentido por ti, al mismo tiempo que mucho cariño, mucha compasión.

Comprendo, aunque tú nunca me lo has manifestado, que sufres; que llevas el alma destrozada. Sin embargo, muchas veces he querido penetrar hasta esa herida, pero tu carácter reservado me la ha ocultado. ¿Qué hacer sino callar y rezar por ti? Si tú pudieras comprender lo mucho que he llorado yo por ti, me oirías todo lo que mi alma te querría decir. Pero quizás no querrás oír los consejos de una monja. Sí, monja seré, pero siempre tendré corazón de hermana para ti. Siempre velaré desde el convento y te acompañaré a todas partes con mis pobres oraciones.

Que jamás, Miguel querido, pierdas la fe. Antes prefiero morir y ofrecer mi vida que tu alma sea extraviada. Prométeme que todos los días vas a rezar una 'Ave Maria" a la Santísima Virgen para que te dé la salvación, y que ese crucifijo lo conservarás y llevarás siempre contigo hasta la muerte, como recuerdo de tu hermana. Siempre lo he llevado yo conmigo. Siento la pena más inmensa al separarme, pero Dios me sostiene y me da fuerzas para romper los lazos más estrechos que existen sobre la tierra.

Créeme que mi vida entera será una continua inmolación por ti, para que seas buen cristiano. Acuérdate de tu hermana carmelita. Cuando las pasiones, los amigos te quieran sumergir en el abismo, ella al pie del santo altar estará pidiendo para ti la fuerza. Acuérdate que, mientras tú te entregas a los placeres, ella tras las rejas de su claustro someterá su cuerpo a las más rudas penitencias. Sí, Miguel. Te quiero con locura y, si es necesario que yo pierda mi vida porque tú vuelvas sobre tus pasos y comiences la verdadera vida cristiana, aquí la tiene Dios. Aún el martirio,con tal que, cuando pasen estos cuatro días del destierro, nos encontremos reunidos para siempre en Dios.

Adiós, hermanito querido. Perdóname todo lo que te he hecho sufrir. No ha sido con intención. No te olvides de tu hermana que tanto te quiere.

Juana F., Hija de María

Te ruego que no dejes de cumplir con la Iglesia. Sé bueno con mi papá y mamá. Escríbeme.

(Carta n°93)

 

 

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